y cuanto deseo es que mis días
se enlacen uno a otro con natural afecto.
I
En otros tiempos, prados, bosquecillos y arroyos
la tierra y las visiones cotidianas
me parecían
nimbados con el celeste resplandor,
la gloria y lozanía de un sueño.
Ahora ya no es lo mismo que antaño:
dondequiera que me vuelva,
así en la noche como en el día,
ya no me es dado ver lo que antes vi.
II
Surge y se disipa el arco iris,
la rosa es bella,
la luna, con deleite,
contempla en torno, si despejado está el cielo;
en una noche estrellada, los destellos
son límpidos y hermosos;
el resplandor del sol es un glorioso nacimiento;
yo sé, empero, donde quiera que vaya
que un resplandor ya se extinguió en el mundo.
William Wordsworth (Gran Bretaña, Cockermouth, 1770-Rydal Mount, id., 1850)
(Traducción de Patricia Mathews)
IMAGEN: Recuerdo de Mortefontaine (1864); pintura de Camille Corot.
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