Al pintor Miguel Vázquez
al que sorprendí una noche
llorando en la cárcel de Burgos.
Oídme amigos. He vistocon los ojos soñolientos
algo que quiero contaros.
Es la madrugada. Un preso
enfrente de mí despierta.
Se incorpora sobre un codo.
Lía un cigarro. Se sienta.
Mientras fuma tiene ausente
la mirada, como dormida la frente
(Sueña el viento en la ventana)
Tira el cigarro. Se inclina.
Saca un pedazo de pan,
se lo come lentamente
y después… rompe a llorar.
(Quizás no tenga importancia…
Yo os lo cuento)
Ya sabéis que a mi las losas
me han gastado hasta los huesos
del corazón,
pero ver llorar a un hombre
es algo, siempre, tremendo.
Y este preso no es un árbol
que se ha roto. Sigue ileso.
Pero de pronto ha venido
todo lo “suyo” a su encuentro
en esta noche tranquila…
Con su dolor en mi pecho
le miro. No puede verme.
Sus ojos están muy lejos.
Sus ojos cerca, llorando
tan suave, tan hondamente
que apenas si mueve el aire
y el silencio.
Un “alerta” le estremece.
(Por el patio
se oye cruzar el relevo)
Marcos Ana (Alconada, Salamanca, 1920 -Madrid, 2016)
4 comentarios:
qué maravilla este hombre sufrido. su poesía es honda como la injusticia de su encierro. Conocía el poema dedicado a María Teresa León. Ese patio me trastorna. Gracias, muchas gracias.
gracias por pasar el blog de Marcos Ana. Excelente.
Merecido. Y gracias por las visitas, Anónimo.
marcos-ana.blogspot.com, no marcos-ana.comk
Saludosu
Publicar un comentario