Mi primer amante
me doblaba en edad.
Era de pequeña estatura,
hablaba con diminutivos
y prefería los verbos en potencial,
las inminencias demoradas.
Decía hoy a la nochecita
podríamos, y no vamos
ni esta noche,
y me obligó a ser paciente
y a esperar del futuro
otras cosas pequeñas y tardías
en vez de entonar letanías
por lo que nunca
llegaríamos a ser.
Mirta Rosenberg (Argentina, Rosario, 1951, reside en Buenos Aires)
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