Con los años, advierto que la emoción
no es más un cuarto o un cerco,
sino un leve telón, un perfume
—apenas una sábana de tul—
que en un momento punzante me traspasa
y se desvanece fuego, hasta alejarse.
La veo tendida allí, casi una nube de luz
chisporroteante,
desde esta inalterable serenidad
donde germinan los hondos sentimientos.
Aquellos pocos que no
van a morir.
no es más un cuarto o un cerco,
sino un leve telón, un perfume
—apenas una sábana de tul—
que en un momento punzante me traspasa
y se desvanece fuego, hasta alejarse.
La veo tendida allí, casi una nube de luz
chisporroteante,
desde esta inalterable serenidad
donde germinan los hondos sentimientos.
Aquellos pocos que no
van a morir.
(de: Regreso a la Fuente,
ed.del Copista, 2005)
ed.del Copista, 2005)
Graciela Perosio (Argentina, Buenos Aires, 1950)
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