martes, 16 de septiembre de 2008

A LA ORILLA DEL RÍO...



A la orilla del río


un niño solo


con su perro.


A la orilla del río


dos soledades


tímidas,


que se abrazan.



¿Qué mar oscuro,


qué mar oscuro,


los rodea,


cuando el agua es de cielo


que llega danzando


hasta las gramillas?


A la orilla del río


dos vidas solas,


que se abrazan.


Solos, solos, quedaron


cerca del rancho.


La madre fue por algo.


El mundo era una crecida


nocturna.


¿Por qué el hambre y las
piedras
y las palabras duras?

Y había enredaderas

que se miraban,

y sombras de sauces,

que se iban,

y ramas que quedaban...



Solos de pronto, solos,

ante la extraña noche

que subía, y los rodeaba:

del vago, del profundo

terror igual,

surgió el desesperado

anhelo de un calor

que los flotara.


A la orilla del río


dos soledades puras


confundidas


sobre una isla efímera


de amor desesperado.



El animal temblaba.

¿De qué alegría

temblaba ?


El niño casi lloraba.

¿De qué alegría

casi lloraba?



A la orilla del río

un niño solo

con su perro




Juan L. Ortiz (Argentina, Gualeguay, Puerto Ruiz, 1896 -Paraná, 1978)




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