sábado, 27 de septiembre de 2008

EL MAR SOLÍA VENIR CON EL MES XIII, EL QUE RESUME A LOS XII MESES


Eran las vísperas de cambiar de año

cuando el mar entraba a la casa completamente afinado
dejando noticias sobresalientes de los XII meses
los robos, las muertes, las estafas, los discursos,
las chantadas, las policiales breves de la ciudad capital,
del interior del país e internacionales (de franpres y reuter).
Depositaba la resaca del fluir de su tiempo
(el tiempo del mar. La mar de las cosas con horarios
y climas) donde sólo el instante nos era dado ver
entre los humos del rosal, el jazmín y la orquídea
de Valle Grande, ciñendo el cielo.

Subían el tiempo con el mar
la casa se plenaba de noticias
los diarios tapizaban los sillones
y los cuadros colgaban sus firmas ensimismadas
sobre el alcohol que evaporaba desde los changarines
en el puente Lavalle junto al humo y cenizas negras
de las cubiertas quemadas por los pospiqueteros.
Salían al mar de cosas con su tiempo de sauces briosos
por el río Chico
labrado de caminos y ranchitos del 23 de agosto pasado
con la primavera de las plantas simples
y el lago de los tarcos que se sumaba al mar.

Amenazaba esta pleamar de puestos bolivianos
y mercados y panaderías con "by biscuit" y farmacias
con sales y choripanes biodegradables y ferias de yuyos,
ropas y prendas íntimas, de bolsitas con canela en rama
junto al intenso mentisán paceño.

El mar traía todo eso hasta la casa
más los relojes de la ciudad con la misma hora
en sus muelles, resortes y cuarzos
y la gente de esta vida andando la tarde.

Siempre fue igual el mes XIII, el de resumir.
El ceñido.



Néstor Groppa (Argentina, Laborde-Córdoba, 1928- San Salvador de Jujuy, 2011)





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