No deseo hablar con alguien que ha escrito más libros de los que ha leído.
viernes, 19 de septiembre de 2008
VERANO
Mi padre, antes de hacer la siesta,
ponía sobre la mesa del velador
su reloj de bolsillo y su llavero;
se quitaba la ropa, sus botas de gigante,
y tendido en la cama se ofrecía desnudo
a las caricias del ventilador.
El sueño iba cerrando sus puños suavemente
y desaparecía su ceño de león.
Era verano: recostada a la sombra
de la higuera del fondo,
la perra en celo de ojos de gacela
olisqueaba su sexo con unción.
Gorriones alevosos picoteaban las brevas.
Juan José Hernández (Argentina; San Miguel de Tucumán, 1931 -Buenos Aires, 2007)
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