Canto de mujer que se sabe no vista
tras cerrados postigos, bronca voz,
por lánguidos desmayos e imprevistos
temblores recorrida, hecha de huecas
palabras que no entiendo.
Oh voz absorta, tormentosa y dulce,
llena de sueños,
como en un tiempo el canto de sirenas
que en alta mar hechizó a los marinos.
Voz del deseo que no sabe
si quiere o teme, que a nada se refiere
sino a sí misma, a su amor trémulo
y oscuro. Como tú, la encendida carne
aún habla y se escucha
existir, asombrada.
Sergio Solmi
(Traducción de Horacio Armani)
Canto di dotiria che si sa non vista / dietro le chiuse imposte, voce roca, / di languenti abbandoni e d'improvvisi / brividi scorsa, di vuote parole / fatta, ch'io non discerno. / O voce assorta, procellosa e dolce / folta di sogni, / quale rapiva i marinai in mezzo / al mare, un tempo, canto di sirena. / Voce del desiderio, che non sa / se vuole o teme, ed altra non ridice / cosa che sé, che il suo buio, tremante / amore. Come te l'accesa carne / parla ancora, e ascolta / sé stipefatta esistere.
Sergio Solmi. Escritor italiano. Nació en Rieti el 16 de diciembre de 1899. Combatió en la primera guerra mundial y se doctoró en derecho en Turín. En esta ciudad fundó en 1922 con Giacomo Debenedetti y Mario Gromo la revista Primo Tempo e integró el movimiento Revolución Liberal fundado por Piero Gobetti. Más tarde se estableció en Milán. Solmi participó activamente en la resistencia durante la ocupación alemana en el transcurso de la última guerra mundial y fue encarcelado por algunos meses. En 1948 obtuvo el premio St. Vincent; en 1949, en París se le otorgó el Premio Montparnasse y en 1963 el Viareggio. Los dos últimos se le concedieron a su obra ensayística, que es tal vez el aspecto más importante de su tarea literaria. Fue uno de los primeros críticos en captar la importancia de Ossi di seppia, el primer libro de Montale. Murió en Milán, en 1981.
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