viernes, 9 de enero de 2009

DERIVA



El cerebro cae en picado

cada vez más profundo.
Los cables tensores
sacudidos por el viento
descendiente.
El timón cimbrea,
se desvía,
«por sí solo».
También una música;
aire que susurra,
maderas que crujen.
Larguero,
oído, cabeza,
que estallan.
Remolino
sin dolor,
que se olvida
a sí mismo,
solemne,
ligero
deslizarse
hacia
lo oscuro.


Hans Magnus Enzensberger (Kaufbeuren, Alemania, 1929)

(Traducción de José Luis Reina Palazón)






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