¿Dices que todo pasa y se dispersa?
Del pájaro que hirió tu mano adversa
acaso para siempre quede el vuelo,
y tal vez sobrevivan las caricias
de la flor a nosotros y a su vuelo.
No es el gesto en sí mismo que perdura,
mas te puede vestir con la armadura
que desde el seno a las rodillas luce,
y —porque tu batalla fue tan dura—
un ángel detrás tuyo la conduce.
Rainer Maria Rilke (Alemania; Praga, 1875- Valmont, 1926)
(Traducción de Carlos Mastronardi)
IMAGEN: Fotografía de Ananké Asseff - A qué altura hay que estar de la tierra.
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