No deseo hablar con alguien que ha escrito más libros de los que ha leído.
jueves, 12 de marzo de 2009
MARK EN EL ESPACIO
Escritos por la anécdota
I
Es posible que esta noche tome vino
uno nunca sabe, puede venir una ola y taparnos a todos
aún estando lejos de la costa
el agua puede llevarnos junto a los demás sedimentos
y devolvernos a una playa ( en la que nunca hemos tomado sol)
entonces deberemos aprender nuevamente
cómo lucir un cuerpo dorado
después de una tormenta las calles no pueden ser lo que eran
ni una forma en la arena consigue recuperar su diseño
cerca de la orilla, donde además de ser precisa el agua es inevitable.
Una Vez el mar
III
No todos los pájaros tienen una muerte maravillosa
si en pleno vuelo su cuerpo dejase de funcionar
sucede aquel minuto asombroso
hasta que concluye el completo descenso
un cuerpo liviano planea a disposición del viento
luego cae sobre la tierra como un rayo
y permanece para siempre en eléctrico reposo
pero no todos los pájaros tienen una muerte maravillosa
algunos no mueren en el cielo
las maravillas se reservan para el niño
que encuentra un pajarito muerto en la jaula de un patio abandonado
la muerte se ve lejana como el mar
o el cielo
Mark en el espacio
I
si en medio de la noche se dispersa el humo
y en la cama hay bichos bolita
o en el sueño arañas, si encendés la luz
y todas las habitaciones de la nave permanecen oscuras
el incendio puede pasar desapercibido
en la luz de otros fuegos
porque en el sueño hubo bichos y en la cama arañas
y muchas veces encendiste la luz y todo permaneció oscuro
pero nunca algo en tu habitación ardió
entonces te desplomás como un fruto maduro sobre la cama
sumido en vaya a saber qué sueño sordo
y un poema increíble comienza a crecerte en el pelo
se enreda cubriéndote por completo el cuerpo
y de pronto se hace el día y otra vez la noche
y luego el día y la noche sucesivamente, sin pausas
te ves como un astronauta espiando por la escotilla
la mirada fija en nada ¿quién otro ibas a ser?
¿el hombre araña? ¿la chica de la boletería?
fruncís el ceño, torcés los ojos y te das cuenta:
la alegría es una cosa extraña
en tu paseo por el espacio le escribís a tu amante
que continuás sintiéndote terriblemente solo.
Mariana Suozzo (Argentina, Buenos Aires, 1982)
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