Los Dioses me son desconocidos;
sólo sé que los ángeles están presentes
para dar testimonio de la obra de los dioses.
En el florecimiento de la rosa
y en su muerte;
en el advenimiento de la palabra
y en el silencio inerte;
en el curso del tiempo
ante los ojos sorprendidos;
en el azoro de las aves
que anidan en las grietas de las ruinas
y en su vuelo;
en la desdibujada silueta del viandante
que nos reclama el vino en la mitad del sueño;
y en la muerte
que deja la palabra suspendida,
el vuelo, trunco,
la frase sin sentido...
En todo ello
Están.
Salvador Elizondo (Ciudad de México; 1932- 2006)
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