En Porto Alegre, a orillas
de la dársena empedrada, una
negrita camina entre dos negritos.
Buscan ágilmente un lugar
para hacer el amor, y sólo encuentran
el horizonte y las piedras.
"Qué duro es el amor", dice
la negrita, "qué cercano
el horizonte" y todos nos ponemos a llorar
a gritar de rabia contra el cielo
que va muriendo en otros espacios,
tropezando con ciertos planetas menores y circunstanciales.
Francisco Urondo (Argentina, Santa Fe, 1930 - Mendoza, 1976)
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