viernes, 21 de noviembre de 2025

ANTITIERRA

 


Todavía

algunas de nosotras 
abrimos
las piernas, nos torturamos 
con cera vegetal, creemos 
en la suavidad como atajo 
para el amor, hablamos 
de cosas sin importancia, siempre 
son cosas sin importancia 
las que llevan 
a dos personas 
(o más)
a la cama, pero siempre
es una sola
fija
estática 
y terminal
la que lleva a alguien 
a tragar
millones de posibilidades de futuro contoneantes
creyendo que con eso
mejorará
el brillo de su pelo.



Mamá quiere que la acompañe al hospital

a saludar
ella dice a la tía y yo digo a su tía. Nunca 
antes me crucé con esa mujer. No la conozco.
Solamente sé que está muriéndose, que está grande, 
que mi mamá
quiere despedirse de ella y, por lo que me refiere, 
que la quiere mucho.

Quedo detenida, unos segundos, en el pasillo
del segundo piso del tercer hospital más grande de mi ciudad.
Me pregunto
si debería entrar a saludar a esta mujer.

Si ella se muere antes de que yo la conozca, para mí 
no habrá muerte, como tampoco hay muerte para mí cuando 
un auto atropella a un desconocido.
Habrá otra cosa, habrá, si me entero, si por algún motivo
salió en las noticias —por ejemplo, si ese muerto era famoso, si
las circunstancias fueron excepcionales, si —,
empatia, o un desvío de atención momentáneo,
o, si me entrenaron bien,
un sentimiento de compasión, pero no
habrá muerte, lo que se dice
muerte, necesariamente cercana, porque la muerte
a lo lejos, la muerte
desconocida, será otra cosa, será
el tenue desvanecimiento del mundo y sus constantes, será 
un dato estadístico, un número, una pancarta, un juicio, una causa, 
un horror, otra cosa, el derrumbe imperceptible del presente.

Termino mi cigarrillo y en eso sale mamá, empujando 
la puerta giratoria de la guardia.
Parece que se recuperó bien, al final. Mañana le dan el alta, 
me dice.



Tuvimos peces. Se murieron

panza arriba, inflamados
de alimento. Eran tres y eran siniestros.
Todos los peces son siniestros.

No confío en nadie que no pueda cerrar los ojos.


(Del libro homónimo,
neutrinos,2021)

Valeria Tentoni


Valeria Tentoni nació en Bahía Blanca en 1985. Publicó los libros de poesía Batalla sonora (Manual Ediciones, 2009), Ajuar (1° Premio Concurso Editorial Ruinas Circulares, 2011), Antitierra (Libros del Pez Espiral, 2014; Neutrinos, 2016; Liliputienses, 2018), Hologramas (Hemisferio Derecho, 2018), Piedras preciosas (Pez Espiral, 2018; Neutrinos, 2019), los libros de relatos El sistema del silencio (17 Grises, 2012) y Furia diamante (Pez Espiral, 2018; Leteo, 2019), y el libro infantil Viaje al fondo del río (Pípala, 2021), con ilustraciones de Guido Ferro. Participó como guionista de El abrigo del viento, de Romina Haurie (2013) y editó la Audioteca de poesía contemporánea, Trabaja como periodista cultural y es editora del blog de la librería Eterna Cadencia.



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