miércoles, 26 de noviembre de 2025

De: LAS INTEMPERIES DEL MAR (2017)

 


Y ahora todavía al apoyarte 
en los anchos omóplatos del sueño 
incluso si te arrojan 
al pecho adormecido del océano 
buscas esquinas en las que lo negro 
se ha desgastado y no resiste.

Giorgos Seferis


1

Sopla el viento y trae
             los nombres de las islas.

Hay una voz que repite en mi cabeza:

Las otras capillas son:
la de San Salvador, que pertenece a la orden de los Zapateros; 
la de la Señora de la Piedad, en el Terreno de la Aduana; 
la de San Eloy; la del Espíritu Santo; la de San Ovidio

Ahora entro en un túnel cavado en la piedra.

la de los Huesos; la de San Juan Bautista; la de las Almas

El arco es un punto que gira y se abre.

la de Santa Ana; la del Señor del Calvario; 
la de la ermita de la Virgen del Puerto

El viento sopla y trae
                     sombras y carteles, alas de pájaros, 
el corazón brillante de los días.


2

Pero,
¿quién logrará domar el caballo de la muerte?

¿Quién tomará las riendas?

Desde esta curva del camino apenas distingo
el contorno de las cosas:
el horizonte es una huella intermitente.

Han partido las caravanas y los niños.

¿Quién domará el caballo de la muerte?


3

El mar quiebra sus lanzas en la luz.

Ya nadie puede con sus ojos ver.

Sobre los anchos omóplatos del sueño 
escribí mi historia:
descendí hasta el lugar donde la sombra 
inicia su viaje.

Yo escuché el antiguo nombre de las islas, 
besé las lápidas:
dejé mi huella sobre pequeños ataúdes.

Almourol, Armona, Cerro de la Vieja, Isla de Saturno 

Mi vida yace en las piedras.


4

¿Qué turbio río nos llevó?

La frase escrita en un muro,
debajo de la rueda que hace girar al tiempo,
debajo del arco donde duermen los caballos.

¿Qué mano nos retiene y suelta?

El sol se sumergirá detrás,
                   dice la voz,
en la mejilla de un cetáceo.




5

Acudo a una sintaxis quebrada
                            para decir

lo que está oculto y se revela 
detrás del piar de aquellos pájaros.

Esta brisa desvanece las formas 
que habitó la luz: 
la noche canta en el día.

Hay ecos de lo oscuro en la carne.

Toda palabra sobre su lomo lleva 
el signo y el germen de la muerte.

Toda palabra está cubierta de ceniza.



6

¿Quién abre su boca en el umbral? 

¿Quién abre su boca y habla?

La nieve cubrirá todas las cosas.



7



Algo siempre imperceptible 
cae y golpea sobre mí.

Hay una voz que repite en mi cabeza:


Las otras islas son:
la de la Madera, la de Bugio, la del Pilar
Y aquellas de suelo rojizo, atravesadas
por venas de basalto:
la de Tavira, la de los Amores, las Salvajes

Sopla el viento y trae
                      barro y arena,
transporta la simiente del mar.

la del Islote Plano, la de la Resurrección, las Desiertas

Algo imperceptible cae y golpea sobre mí.

En los obenques, a sotavento, 
oscilan las últimas banderas.



De: KADOSH (2018):

TZADI

El polvo del sol se extinguió sobre la tarde.

Llevo en mi cuerpo la nostalgia de la luz, 
la larga y desconocida cifra de lo que viaja 
y vuelve, de lo que viaja y atraviesa 
la endurecida costra del planeta.

Llevo en mi sangre la sangre de Cristo.

Mi piel es un nudo que aprisiona 
el giro lento de los astros.

Yo hice mi casa en las tinieblas.




La Ley se quiebra en el altar
             de la primera y pura Luz.



(Del libro: El cazador suelta
en el aire su corona;  
Poesía reunida, 2013-2020-,
Edit.Cántico,2025)

Diego Roel (Buenos Aires, 1980)


Pueden LEER la biografía y más poemas en entradas anteriores. 






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