CUENTAS PARA UN TESBIH
Fragmentos
Piso la línea
divisoria
y acerco,
con mi pie,
ese vacío
que aparece
infranqueable.
*
Me acerco al arroyo
y dibujo,
en su orilla,
la opacidad
de la sed.
*
Desato
entre los dedos
una imagen
que recorre
esa historia
siempre
postergada.
*
El trazo
de mi escritura
tambalea.
Mi mano
arrastra la letra
que se quiebra.
*
Una pluma
se posa
y mis dedos toman
una piedra.
Vuelo
sobre una palabra
que se cae.
*
Escribo
en el desierto,
con precisión de calígrafa,
el grano de arena
que precipita
la tempestad.
*
Tomé de tu espalda
el roce de mis manos.
En tu piel,
brújula vikinga,
imanté mis naufragios.
*
Mis caderas se dislocan.
Algo anuncian estos huesos que,
al romperse,
enturbian
el equilibrio
de las mareas.
*
Roen
estos días
las miradas de un mundo
que se abandona
al silencio.
*
Últimamente todo es inestable.
No, menos que antes.
Sí, más decisivo.
*
Se sucede la llanura
inmutable
y en su mirada
nuestro viaje
es infinito.
*
Acaricio la memoria
y encuentro en ese roce
la rugosidad,
el pliegue.
Una lengua que saliva
el envés de la mirada.
*
La flor del hibiscus
regresa a nuestras vidas.
Penetra en lo abierto,
cálida y roja,
su anhelo inexorable.
*
¿Dónde pegar la rabia?
¿Dónde descargar el golpe?
¿Dónde olvidar que nada pasa?
¿Adónde volver si ya somos los idos?
*
Acostumbro mirar a los ojos.
Me gusta detenerme
en los ángulos que,
a punto de quebrarse,
liberan de proyección
a los cuerpos.
*
La necesidad de creer
me deja lamiendo
un espejismo.
Tu rostro
que dibujé
en el aire
*
En altamar, los barcos zozobran
sin amarras.
Esa noche supimos
que elegir el naufragio
era llegar a la orilla.
Marcar con la última brazada
otro horizonte
del adiós.
(Del libro homónimo,
Envío de la autora)
Alejandra M. Boero Serra (Rafaela, Santa Fe, 1968)
Pueden LEER más poemas y biografía en entrada anterior.

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